No es Terrats, eres tú
Apenas le ponían un vídeo repasando algunas de sus mejores jugadas, y con fotos suyas de niño con la camiseta blanquiazul, auténtica magdalena de Proust, y se echaba a llorar sin disimulo. Porque no había por qué avergonzarse, al revés, merecía sacar pecho y sentirse orgulloso. Y, a la primera pregunta, volvía a emocionarse ya con todas las miradas puestas sobre él. Incluidas, en primera fila, las de su hermano, su pareja, su madre y su padre, Juan, maestro de periodistas, culpable de inocular ese veneno llamado espanyolismo con múltiples efectos secundarios, como las lágrimas de felicidad del nuevo jugador perico, del socio perico desde el día en que nació, Ramon Terrats.
Es obvio que el Espanyol ha fichado (porque llega cedido, pero se quedará) a un notable futbolista, a un centrocampista todoterreno y con llegada, la que urgía al equipo de Manolo González tras una temporada entera sin goles desde esa demarcación. A un futbolista formado en el fútbol de rompe y rasga (Europa, Damm, Sant Andreu...) que despuntó en el Girona, donde ya coincidió con Pol Lozano, que se ganó el salto al Villarreal y que cuajó una sobresaliente segunda vuelta de la última Liga en Getafe. Y así se plasmará sobre el césped. Pero lo que conecta cada paso suyo desde que por primera vez sonó su nombre como futurible es el grado de identificación. Sin un ápice de impostura, con meridiana autenticidad.
Involuntariamente, o no, cada aficionado del Espanyol se proyecta a sí mismo en Ramon Terrats cuando lo ve soltando una lágrima el día de su presentación. Cuando habla de sentirse “privilegiado” habiendo sido el único perico en una clase repleta de culés. Cuando confiesa sin rubor y con una pureza que no debe perder jamás que, mientras para la mayoría el sueño es jugar en el Madrid o el Barcelona, el suyo había sido siempre vestir la blanquiazul. Cuando, apocado, reconoce que desearía con todas sus fuerzas llevar el ‘21’ del eterno Dani Jarque, pero que se amolda al protocolo del club (aunque las reglas están para cambiarlas). O al imaginarse con la piel de gallina el primer día que salga a jugar al RCDE Stadium y suene el himno. Y así, por muchos momentos y años más. No es Terrats, eres tú, seguidor perico.
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