Pasaba por aquí | Gemma Herrero

El taimado agente de Nico Williams

¿Pero a quién se le ocurre pedir al Barça garantías de que su representado fuera inscito?

BILBAO, SPAIN - APRIL 13: Nico Williams of Athletic Club celebrates scoring his team's second goal during the LaLiga match between Athletic Club and Rayo Vallecano at Estadio de San Mames on April 13, 2025 in Bilbao, Spain. (Photo by Juan Manuel Serrano Arce/Getty Images)
Juan Manuel Serrano Arce
Gemma Herrero
Actualizado a

En cuanto fue oficial que Nico Williams renovaba con el Athletic de Bilbao hasta 2035 el Barça puso en marcha la maquinaria habitual para construir un relato que no les dejara en mal lugar. A saber: el jugador y su taimado representante habían jugado con ellos imponiendo por sorpresa y en el último momento una serie de cláusulas en el contrato. Félix Tainta, el turbio agente, lleva además los asuntos de otros futbolistas del Athletic, así que no se quería enemistar con Uriarte. Y espera, que hay quien se lo ha tragado.

Cómo es Tainta, hay que ver. Pero ¿a quién se le ocurre pedir garantías al Barça de que su representado podía ser inscrito? ¿En qué cabeza cabe no poner la mano en el fuego por un club que hace dos años tuvo ya dificultades para apuntar a Koundé? Eso por no hablar de Dani Olmo, que todo el mundo fue testigo de que no hubo ni una sola pega, vamos, como la seda, ni un ruido siquiera. Total, sólo se perdió los tres primeros partidos de Liga, tuvo que esperar a que se lesionara Christhensen y pasar más tarde la Nochevieja pendiente del teléfono hasta que el CSD intervino providencialmente. ¿Cómo es posible que no se fiaran de Laporta y compañía cuando les aseguraron que no habría ningún problema pero luego no quisieron ponerlo sobre el papel por si acaso? Por si acaso no podían inscribirle, claro. Porque son incapaces, y ya van tres veranos, de hacer los deberes y llegar a la regla del 1:1.

A Nico sólo le pedían que dejara su casa, al club de su vida en el que su hermano Iñaki (el de verdad, no el bro Lamine) es el capitán y diera, ná, un pequeño salto de fe y creyera muy fuerte, muy, muy fuerte, que al final le inscribirían porque sí, porque hasta ahora, efectivamente, entre carambolas y tejemanejes se han salido con la suya y tienen la férrea convicción de que seguirán haciéndolo. En serio, ¿para qué querían él y el infame Tainta una cláusula, una garantía? Así no se puede, hombre.

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