Gonzalo y el vacío tras Morata
Desde él, ningún delantero ha subido al primer equipo y convencido para quedarse. Han pasado 12 años y muchos nombres: Mariano, Mayoral o Raúl De Tomás. Gonzalo ha “tirado la puerta”

Se busca: delantero que suba al primer equipo y convenza. Razón, en Valdebebas. Es el anuncio que lleva luciendo el Real Madrid más de una década. Desde la marcha de Morata en 2014, ninguno lo ha conseguido. Y han pasado muchos, muchos nombres. Desde Mayoral a Latasa, pasando por Hugo Duro. Grandes futbolistas, pero no para el Real Madrid. O eso se decidió. Y de repente, Gonzalo. Casting detenido. Está sucediendo.
Lo cierto es que en el Real Madrid se relamen: madridista acérrimo, con nivel para jugar en el Real Madrid. Una frase que suena como una rima perfecta. Es la fórmula de la panacea universal; tan difícil de encontrar, pero tan primorosa cuando sucede. Y lo están viviendo. El club considera que se ha ganado el derecho a quedarse en el primer equipo... y el asunto está en sus manos. Gonzalo elige. Porque a la vez, tiene decenas de ofertas sobre la mesa. Y quedarse, puede ser jugar poco. Está en su mano. Pero esa puerta, la aparentemente imposible de abrir, la está cruzando.
“Hay que tirar la puerta abajo”
Porque tenía razón Camacho. Para que un canterano llegue al Real Madrid, no vale con valer, “hay que tirar la puerta abajo”. Y eso es lo que ha hecho Gonzalo en Estados Unidos: seis titularidades, cuatro goles y una asistencia. A la espera de la final, es la Bota de Oro del torneo. Golzalo hizo cuatro goles en sus primeros diez partidos con el primer equipo, los mismos que Butragueño (463 partidos) y sólo uno menos que Raúl (741). Ha pasado por la derecha a Rodrygo y abierto un debate sobre si debería sentar a Vinicius o Mbappé. Finalmente jugaron los tres, pero durante 72 horas el pueblo discernió sobre quién mandaría cada uno al banquillo. La historia acabará como tenga que acabar, pero si eso no es “tirar la puerta abajo”, poco lo puede ser.
Morata y aquel 2013
Son los números de un canterano con nivel para subir al primer equipo... y quedarse. Algo que encandila al Real Madrid y deshace a la afición. Algo que lleva una década sin suceder. Morata debutó con los mayores de la mano de Mourinho y en La Romareda: jugó unos minutos en el 1-3 al Zaragoza, el 12 de diciembre de 2010. Pero fue un jugador de a poquitos. Porque estuvo tres temporadas entre el Juvenil A y el Castilla, en los que iba disputando algún minuto. Jugó 9′ la temporada siguiente y 759′ la siguiente. Picotazos.
Hasta la 2013-14, cuando se le hizo ficha del primer equipo (dorsal 21). Subió definitivamente. Este sería el curso homólogo para Gonzalo. El del salto. Una temporada dorada (se ganó la Décima), pero oscura en participaciones (sólo jugó 970′). Este rol secundario le llevó a salir, haciendo las maletas rumbo a Turín, donde jugó dos temporadas. Volvió en la 2016-17, para repetir éxito (se alzó Duodécima) y poner un poco en luz en la oscuridad (1.874′). Pero repetir operación: salió al Chelsea... y nunca más volvió. Pero no por falta de nivel, sino por falta de minutos. Decisión propia.

Joselu fue diferente
Y ahí quedaron sus huellas. Esas que marcan un sendero que pareciera imposible. Porque Joselu podría parecer un precedente, pero es un caso muy particular: llegó del Celta para estar dos años en el Castilla, en los que disputó 20′ con el primer equipo (7′ en Liga y 13′ en Copa). De ahí, Hoffenheim, Eintracht, Hannover 96, Stoke City, Depor, Newcastle, Alavés, Espanyol... y de vuelta al Real Madrid. Donde hizo lo que hizo. Historia. Se asentó en el primer equipo y se marchó por voluntad propia, como Morata. Pero no llegó siguiendo sus mismas huellas.
Willian José, Hugo Duro, Latasa...
En ese sentido, los nombres son otros. Jesé (aunque tiene cierta enmienda, pues era extremo, no nueve), Willian José, Raúl De Tomás, Markkannen, Cristo, Hugo Duro, Latasa o el Toro, figuran en la lista. Jugadores que no llegaron a “tirar la puerta abajo”, como pedía Camacho. Sí amagaron Mariano y Mayoral, pero sin lograrlo del todo. El primero la rompió, para prácticamente conformarse con eso (fue jugador del primer equipo durante seis temporadas... jugando 371′ de media por curso; y negándose a salir) y el segundo no logró asentarse (una temporada, disputando 929′).

Haciendo camino al andar
El diagnóstico es claro: desde Morata, no ha habido un delantero que subiese al primer equipo y convenciese. Que transmitiese el nivel para quedarse. Para ser jugador el tiempo que él considere. Pudo serlo Mariano, pero no. Asomó la zarpa por debajo de la puerta Mayoral, pero tampoco. Tras ellos, habita una extensa lista de grandes jugadores, pero no para el Real Madrid. Y de repente, Gonzalo. El club tiene claro que ofrece nivel para quedarse en el primer equipo. Que se lo ha ganado. Será su decisión. Y asentarse más lo que hiciese Morata, sería su próximo desafío. Pero por ahora, va tras sus huellas. Las que llevan al Santiago Bernabéu.
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