La Bota de Oro que era imposible
Gonzalo lidera la carrera por ser el máximo anotador del Mundial de Clubes: 4 goles. Con uno más, se lo aseguraría virtualmente. Hace tan solo un mes llevaba 78′ con el primer equipo

Quién se lo iba a decir; quién nos lo iba a decir. Ni Mbappé, ni Haaland, Kane, Lautaro, Vinicius o Dembélé. Tampoco Julián Alvarez, Vlahovic o Kolo Muani. El máximo goleador −y actual favorito a la Bota de Oro− del Mundial de Clubes, es Gonzalo. A la vista está que no era imposible, pero sí es increíble. Porque si a usted le hubiesen dicho a mediados de mayo que hoy leería estas líneas, probablemente habría esbozado una sonrisa. Propia del escepticismo. También lo habría hecho Gonzalo, para que engañarnos. Era el delantero del Castilla, sólo sumaba 78′ con el primer equipo y tenía por delante a Endrick y Mbappé. Pero aquí estamos. Aquí está. Cuatro goles en cinco partidos. Ya es líder compartido. Y con uno más, sería virtualmente ganador.
Sirva esto como ejemplo de que en la vida, a veces, las cosas suceden por una concatenación de casualidades. Que la fórmula, por mucho que nos empeñemos en querer tenerlo todo atado, en ocasiones es algo muy cercano al azar, aunque siempre sumado con el trabajo. La oportunidad puede aparecer por sorpresa; aprovecharla ya depende de uno mismo. Ha sucedido con Gonzalo. El 18 de mayo se lesionó Endrick (adiós a todo el torneo) y el 16 de junio, Mbappé empezó a encontrarse mal (una fuerte gastroenteritis). De repente, el Madrid estaba sin delanteros. O no. Estaba Gonzalo.

La vía Casillesca
Es la ‘fórmula Casillas’. Una lesión, una irrupción y de golpe, un aparente desconocido pasa a ser tu portero para una década. A la fórmula, claro, tiende a faltarle un detalle importante: valentía para apostar por ti. Alguien como Xabi Alonso. Quien pudo haber escogido a Rodrygo de falso nueve, incluso a Bellingham. Pero alineó a Gonzalo. Y este ha respondido. Una pizca de suerte, confianza y trabajo. Los tres ingredientes de tantas y tantas historias. De tantos progresos.
Póker en Estados Unidos
Gonzalo ha respondido. Ya son cuatro goles que, como apunta Santiago Segurola, todos han sido desde dentro del área; pero también, todos diferentes. Un pase a la red contra Al Hilal, un cabezazo a la Juventus, contragolpe y vaselina ante el Salzburgo y, por último, aquel primer toque contra el Dortmund. El registro es variado y eso, junto a su inmaculada actitud de querer comerse el mundo, es lo que seduce. Tanto a la cúpula, como a Xabi Alonso. A la afición, directamente, la enamora. No hay debate. Vale; se queda.

A por la gloria
Pero sí hay un pulso al rojo vivo por la Bota de Oro. El escenario más realista es que el trofeo ya es cosa de dos: Gonzalo o Pedro Neto. La reglamentación se ha mantenido respecto a ediciones anteriores: . Y de continuar las tablas, se tendrían en cuenta los minutos totales jugados en el torneo y el que hubiese jugado menos, ocuparía el primer lugar. A día de hoy, Gonzalo y Pedro Neto son los dos ‘vivos’ más aventajados. Esa es la situación. Tres y cuatro goles, respectivamente.
Clasificación de la Bota de Oro
Jugador | Goles | Asistencias | Equipo | Situación |
---|---|---|---|---|
Gonzalo | 4 | 1 | Real Madrid | Compitiendo |
Di María | 4 | 0 | Benfica | Eliminado |
Guirassy | 4 | 0 | Dortmund | Eliminado |
Marcos Leonardo | 4 | 0 | Al Hilal | Eliminado |
Pedro Neto | 3 | 0 | Chelsea | Compitiendo |
Rivales con techo
Porque los competidores más feroces... están KO. Todos los jugadores con cuatro goles ya han sido eliminados. Todos, menos Gonzalo. Así que esta Bota de Oro pasa por ellos o por que alguien protagonice un Big Bang en los partidos restantes: un hat-trick en semifinales, varios dobletes... Un escenario en el que Vinicius o Mbappé, por ejemplo, servirían de ejemplos: llevan un gol y de firmar un hat-trick, se pondrían de golpe en lo más alto. Pero claro, el asunto les requiere un golpe de esa magnitud. Casi nada. Escenario altamente improbable.

Un gol más...
Y sin embargo, Gonzalo está a un gol de ser virtualmente ganador. Porque con un zarpazo dejaría atrás a todos aquellos que suman cuatro (espantando el fantasma de las cábalas por un empate final), pondría más tierra de por medio con Pedro Neto. Ya es líder. Y al desempatarse con asistencias, el galardón ahora mismo sería suyo (es el único de los de cuatro con pases de gol).
El escenario es increíble, en el sentido literal de la palabra. Porque si a mediados de mayo le hubiesen dicho que Gonzalo iba a ser el máximo goleador del Mundial de Clubes −y favorito a su Bota de Oro−, no se lo habría creído. Ni usted, ni el propio Gonzalo. Pero así están las cosas. Una pizca de suerte (en el buen sentido: una lesión y una gastroenteritis que te abren la puerta), de confianza (que la vida te ponga un Xabi Alonso por delante) y trabajo, mucho trabajo. Son los ingredientes que llevan hasta aquí. A hacer posible la Bota de Oro que era imposible.
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